La doble vida del ATP.
La molécula de ATP, fuente de energía esencial en el interior celular, transmite mensajes cruciales entre células. Esa doble función sugiere nuevas vīas para el tratamiento de numerosas enfermedades.
En clase de biología, una de las primeras cosas que aprenden los estudiantes y que más tiempo perdura en su memoria es que todas las células utilizan como combustible una molécula de tamaño limitado denominada adenosín trifosfato (ATP). Esa fuente de energía universal hace posibles las reacciones biológicas que permiten la actividad celular. Constituye, por tanto, uno de los protagonistas principales del mundo biológico.
Menos conocido es el hecho de que el ATP, quizá la molécula más producida y consumida del organismo humano, desarrolle también una función totalmente distinta, aunque no menos importante, en el exterior celular. Una larga serie de descubrimientos ha demostrado que el ATP constituye una molécula señalizadora crucial, que permite que células y tejidos de cualquier parte del organismo se comuniquen entre sí. El combustible universal forma también la base de un lenguaje común.
Cuando hace casi 50 años se propuso la función dual del ATP, la idea fue recibida con dosis considerables de escepticismo. Pero durante los últimos 15 años, una avalancha de descubrimientos ha revelado el modo en que opera el ATP sobre las células desde el exterior y el modo en que interviene en el desarrollo y la actividad diaria de órganos y tejidos. Dada la ubicuidad del ATP, sus efectos de señalización ejercen una influencia extraordinariamente amplia sobre las funciones fisiológicas y proporciona una gama extensa de oportunidades para mejorar la salud
humana. Hoy en día, laboratorios de todo el mundo compiten por convertir esos conocimientos en terapias.
humana. Hoy en día, laboratorios de todo el mundo compiten por convertir esos conocimientos en terapias.

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